Este regreso supone un reconocimiento al profundo proceso de transformación que ha vivido la entidad y, especialmente, a la labor de profesionalización e internacionalización liderada por su directora general, Cristina Perpiñá-Robert. Su gestión ha sido clave para restaurar la confianza de las sociedades homólogas y recuperar el prestigio internacional de SGAE.

Desde su readmisión como miembro de la CISAC en 2021, tras haber sido expulsada durante dos años por infracción de normas del organismo internacional, SGAE ha reforzado su compromiso con la transparencia, la eficiencia en la gestión y la defensa de los derechos de sus más de 140.000 socios. La entidad cerró 2024 con cifras históricas: ingresos globales de 390 millones de euros y más de 349 millones distribuidos entre autores y editores. Entre otros hitos, ha incorporado el reparto mensual de derechos de plataformas digitales y reducida su comisión de administración a niveles prepandémicos. SGAE, que en 2024 cumplió 125 años con entidad de gestión, ofrece cobertura internacional a sus socias y socios en 221 territorios a través de 320 acuerdos de representación con 178 sociedades de gestión de derechos de autor.

La directora general de SGAE, Cristina Perpiñá-Robert, ha agradecido el trabajo del equipo profesional y de la Junta Directiva de SGAE y la confianza de los socios y las sociedades administradas por “encomendarnos la labor de gestionar su repertorio”. Perpiñá-Robert ha agregado que SGAE “ha recuperado el prestigio internacional y continuará la inversión en desarrollo e innovación tecnológica que le permitirá ofrecer mejores servicios y distribuir los derechos de la manera más eficiente posible”.

La CISAC también ha designado a Dean Ormston, consejero delegado de la sociedad australiana APRA AMCOS, como nuevo presidente del Consejo de Administración. Con más de dos décadas de experiencia en la gestión de derechos musicales y políticas públicas, Ormston ha destacado que el momento actual es clave para el desarrollo de los derechos de los creadores: “A medida que la economía creativa entra en una nueva era marcada por la IA y la digitalización global, nunca ha sido más grande la oportunidad de asegurar un futuro justo y próspero para los creadores, eje del tejido cultural, social y económico de cada nación”.