«El acto creador incluye obligatoriamente la recompensa y en términos parecidos a los de Eliot: es el lector el que acaba un poema. Como es bien y tristemente sabido la recompensa del autor está en discusión en nuestro mundo. Pero no hay que engañarse. Lo que realmente se discute es la creación. Se dice que no hay creación posible sin recompensa, ciñéndose al punto de vista del autor y a su necesidad de sobrevivir. Pero esa es solamente la parte más llamativa del asunto. En realidad tampoco para el lector (por utilizar un genérico) hay creación sin recompensa. La creación gratuita destruye por igual al autor que a su lector. No hay experiencia de la creación ajena sin el pago de un precio, sin desprendimiento».
«[…] Sin embargo, eso es la democracia, por feo que resulte: los esfuerzos del legislador por beneficiar a la mayoría aunque haya perdedores. No estoy del todo seguro de que la Ley Sinde beneficie a la mayoría, pero me parece que algunos de los derrotados -por ejemplo, los que consumen sistemáticamente cine, series o música sin pagar a sus creadores y alimentando solamente a intermediarios parásitos- merecen perder. Pero eso no es un drama. Es solo democracia en acción. Excepto, claro, para quienes confunden el timeline de su Twitter con la democracia, los trending topics con la hegemonía y, bueno, sus intereses con los de todo el mundo».
«Pues parece ser que no, queridos amigos de la cultura gratuita en internet, parece ser que hasta Público necesita dinero entre otras cosas para pagar a los 160 profesionales que ponen el periódico en la calle todos los días y que en un acto que los honra, pero que no puede durar mucho, han seguido trabajando pese a no haber recibido su salario durante el mes de diciembre. Mi abrazo —un abrazo anticuado, de escritor analógico, acostumbrado a cobrar un euro por cada ejemplar vendido— es para ellos».
Onda Cero, 26 de diciembre
Arcadi Espada
"Internet no puede ser distinto en cuanto a la salvaguarda de los derechos"
El director del Instituto Ibercrea, Arcadi Espada, ha valorado esta tarde en Onda Cero las declaraciones del ministro de Educación, Cultura y Deportes en la toma de posesión de José María Lassalle como secretario de Estado de Cultura.
Así tituló Georges Brassens una de sus tiernas, jocosas, instructivas y, sin duda, maravillosas canciones. Se refería a la competencia entre, por una parte, las mujeres que ejercían la prostitución y, por otra, todas las demás, sin distinción ninguna. Jóvenes, maduras, burguesas, marujas, colegialas, marquesas; todas eran culpables, a su juicio, del estado de necesidad en que se hallaban las profesionales del sexo. Y lo eran por entregarse desaforadamente a los placeres de la carne, por acostarse con cualquiera, por dedicarse, en definitiva, «gratis et amore», a una actividad que contaba, desde el umbral de los tiempos, con sus reglas y sus ejecutantes.
«La vodevilesca conclusión de la aplicación de la ley sobre descargas ilegales en la Red culmina una legislatura socialista que ha provocado el desaliento de muchos de sus votantes. Quizá una de las razones tenga que ver con su pintoresca afición a los coitus interruptus, leyes que prometen, generan debate público, radicalizan las posiciones sociales y finalmente no se promulgan, generando una sensación de hastío y desapego cuando no de traición y abandono».