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Revista de prensa

The Guardian, 13 de junio de 2011

"[La piratería] es un asunto económico con un lastre ideológico"

«Levine comparó el sistema de internet de distribución abierta con la distribución cerrada de la televisión por cable. «El cable fomenta la competencia de calidad, mientras que internet fomenta la competencia de pago. El canal de cable AMC produce espectáculos de calidad como la serie Mad Men y crea puestos de trabajo. Internet, por otro lado, tiene el Huffington Post, donde los autores tienen que escribir gratis», explicó. […] También criticó a quienes afirman que la piratería es una cuestión de libertad de expresión. «Tomar algo sin permiso no es un ejemplo de libertad de expresión». De hecho, dijo, los derechos de autor son el motor de la libre expresión. «Es un asunto económico con un lastre ideológico».

16 de junio de 2011

«La fiesta de inauguración del World Copyright Summit de este año en Bruselas fue patrocinada por Google. ¿Fue un signo de los tiempos? Algunos delegados dijeron que la empresa parece ser la única que hoy día prospera de espaldas a los contenidos con derechos de autor. Algunos ceños se fruncieron cuando se supo que Google había enviado un representante a hacer una presentación de la fiesta, que arrancó con estas palabras: «No voy a hablar de derechos de autor porque no sé nada al respecto». Y procedió a presentar un nuevo proyecto en el que trabajan, la digitalización de obras de arte de algunos de los museos más prestigiosos del mundo.

El discurso de apertura de Neelie Kroes, vicepresidente de la Comisión Europea y comisaria de la agenda digital, fue alto en retórica y pobre en sustancia. En respuesta a las acusaciones de que estaba a favor de una licencia paneuropea obligatoria y contra los derechos de autor, dijo que había sido pragmática sobre el asunto (lo que no es una negación).

Kroes dijo que creía en el apoyo a los creadores, y que tiene una visión de una Europa donde los artistas realmente pueden vivir de su arte (un sueño que al parecer se haría realidad si nos pareciéramos más a los EEUU, donde, señaló, el 50% de los ingresos de la compañías discográfica en 2010 provino de fuentes digitales en comparación con sólo un 20% en Europa). No creo que a los creadores de música les importe mucho si sus derechos de autor provienen del mundo digital o del analógico. De hecho, muchos artistas y compositores estadounidenses envidian el hecho de que la gente en el Reino Unido todavía compre discos físicos. Por otra parte, Kroes es la comisaria de la CE para la agenda digital.

Lo que hace especial al WCS es que da voz a los propios creadores. El discurso de Kroes hizo declarar al poeta, dramaturgo y novelista británico Maureen Duffy: «Dicen que con la adulación se llega a todas partes. Así lo espero». El compositor alemán Frank Dostal se mostró menos optimista, diciendo que él preferiría no ser parte del sueño de Kroes: «Prefiero trabajar y ganarme la vida protegido por una inteligente y justa propiedad intelectual y por los derechos de autor».

El fotógrafo Klaus Thymann preguntó por qué gran parte del congreso se centró en la industria de la música, que «ya había jodido las cosas, y era su única culpa tener los problemas contra los que lucha». Sin embargo, era evidente en la cumbre que otras industrias creativas han llegado a un punto en el que están luchando con los mismos problemas que la industria de la música arrastra desde hace mucho tiempo. ¿No significaría esto que otras industrias creativas han cometido los mismos errores? Sin duda, es una prioridad para ellos tratar de evaluar qué hicieron mal los sellos discográficos.

Uno de los mayores errores de la industria de la música, en opinión de muchos creadores de otras disciplinas, fue a regalar su trabajo de forma gratuita y por lo tanto devaluarlo. Un editor afirmó que la industria del libro era diferente de la industria de la música porque no todos los libros tienen el mismo valor, mientras que «un track de música es un track de música». Por lo tanto, dijo, los modelos de suscripción y de licencia general que en algunos casos usa la industria de la música nunca podrían funcionar usar en la literatura. Le dije que esos modelos de acceso, como las suscripciones de streaming, podrían ser los más justos si todo el mundo paga lo mismo. Piense enlos muchos álbumes que ha comprado pero solo ha escuchado una vez, y en los que ha reproducido cientos de veces. ¿No sería más justo que los artistas que hicieron estos últimos ganasen más?

Muchos de los creadores participantes expresaron sus temores por la calidad de la producción creativa en el futuro. «La tecnología nos da una audiencia global, pero todavía no los medios para apoyar la creación de la misma», dijo Maureen Duffy. «En lugar de ello estamos en peligro de alentar una industria amateur y pequeña, dejando a la práctica profesional de las artes para quienes reciben apoyo financiero del estado o de patrocinadores privados».

«Los derechos de autor son el motor de la libre expresión»
Esta opinión fue compartida por el estadounidense Robert Levine, autor del libro de próxima aparición Free Ride (literalmente «polizones»), subtitulado «How digital parasites are destroying the culture business, and how the culture business can fight back» («Cómo los parásitos [‘sites’ permite el juego de palabras con ‘sitios -web- parásitos’] digitales están destruyendo el negocio de la cultura, y cómo el negocio de la cultura puede luchar contra ellos»). Levine comparó el sistema de internet de distribución abierta con la distribución cerrada de la televisión por cable. «El cable fomenta la competencia de calidad, mientras que internet fomenta la competencia de pago. El canal de cable AMC produce espectáculos de calidad como la serie Mad Men y crea puestos de trabajo. Internet, por otro lado, tiene el Huffington Post, donde los autores tienen que escribir gratis», explicó. Estaba claro cuál prefería.

Levine también criticó a quienes afirman que la piratería es una cuestión de libertad de expresión. «Tomar algo sin permiso no es un ejemplo de libertad de expresión». De hecho, dijo, los derechos de autor son el motor de la libre expresión. «Es un asunto económico con un lastre ideológico».

Un cambio está en primer lugar en la agenda del colega de la comisaria Kroes Reinhard Buscher, jefe de la unidad de apoyo a la innovación industrial en la Dirección General de Empresa e Industria. Buscher afirmó que los derechos de autor necesitan cambiar para dar cabida a la innovación digital, incluso dando a entender que él no estaría completamente en contra de su abolición total.

Si esto hizo estremecer a los creadores que había entre el público, recibieron algo de consuelo con el discurso de clausura de Michel Barnier, el comisario europeo de Mercado Interior y Servicios, que supervisa la política de la UE sobre derechos de autor. Barnier dijo que los derechos de autor no solo no están anticuados sino que está en el corazón de la toma de decisiones para el mundo digital, y que la propiedad intelectual es esencial para el crecimiento europeo. También dijo que no quiere criminalizar internet, pero insistió en que es crucial conseguir la cooperación de los ISP».

[…]

Puedes leer el artículo original completo de Helienne Lindvall aquí.

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