Entrevista
La Vanguardia, 8 de agosto
Lluís Amiguet
Jane Ginsburg: "Si cualquiera puede ser autor, ¿por qué pagar por las obras?"
«¿A quién beneficia que creamos que la obra deja de ser del autor en cuanto la publica y se puede copiar o plagiar sin retribuirle? Ginsburg argumenta que no hay progreso intelectual sin derechos de autor, por eso las repúblicas de Francia y EE. UU. los ampararon. Que el autor merezca cobrar se cuestiona ahora por interés de multinacionales como Google, que se niegan a pagar a quienes les proveen de contenidos». Es un fragmento de la interesante entrevista de Lluís Amiguet a Jane Ginsburg, profesora titular de la Cátedra Morton L. Janklow de Derecho de la Propiedad Artística y Literaria de la Columbia University Law School de Nueva York, publicada este viernes en La Vanguardia.
Jane Ginsburg posa en los jardines de ESADE el pasado 27 de junio. Foto: Adepi.
[…]
«Además en la UE cada país tiene su ley.
En EE. UU., en cambio, la protección del autor, y con ello los incentivos para gratificarlo, ya fueron recogidos en la primera redacción de la Constitución. Los constituyentes eran conscientes de que, tras la Revolución Francesa, había decaído la calidad de la producción intelectual precisamente porque el plagio o la copia habían liquidado los incentivos para el esfuerzo creador».
Y sin libros no había progreso.
Por eso mismo la república se apresuró a legislar en 1791 y 1793 para defender los derechos de los autores franceses».
[…]
«¿La copia y difusión instantánea y gratuita de los libros liquidará a los autores?
Hoy nos enfrentamos a un doble reto, porque además de la imposibilidad de controlar la distribución digital ubicua e ilimitada, nos enfrentamos a un desafío ontológico a la esencia misma de la protección del autor: se extiende la creencia de que cualquiera sin esfuerzo puede ser creador profesional.
Está claro que todo el mundo lo intenta al menos, pero eso no me parece malo.
Crear es bueno, por supuesto, pero no que los creadores sean desprovistos de su derecho a obtener rendimiento de su esfuerzo y talento. Pero hoy los libertarianos, con la sospechosa complicidad de la ultraderecha republicana más reaccionaria, repiten: «Si cualquiera puede ser autor, creador, periodista, fotógrafo, cineasta: ¿Por qué pagar a nadie por su creación?».
Y si no te pagan por el esfuerzo de crear ¿Por qué molestarse en hacerlo?
Para los libertarianos, si todos podemos ser creadores y, de hecho, lo somos, no necesitamos derechos de autor ni propiedad intelectual ni, por tanto, creadores profesionales.
Por ese camino, todos seremos autores, pero nadie podrá vivir de serlo…
…Y entonces ¿para qué esforzarse por crear? De nuevo veremos, como sucedió en la Revolución Francesa, que la calidad de los contenidos decae, porque nadie es retribuido por crearlos ni tampoco se reconoce el prestigio ni la autoridad del autor.
Qui prodest?
¿A quién beneficia que ningún autor pueda vivir de su trabajo?
¿A Google, que obtiene ingresos por los anuncios sin pagar por los contenidos?
En efecto, algunas multinacionales se han quedado con todo. Yo solo añadiré que las plataformas antiderechos de autor están muy bien financiadas. Invito a algún buen periodista de investigación a que investigue por qué se propagan más las doctrinas antiautor que las que lo defienden… ¡Y que a ese periodista se le pague por su trabajo!».
[…]
Puedes leer la entrevista completa haciendo clic aquí.
Han pensado que por hacer bastante menos que lo que hacen Vds, aquí, que han copiado párrafos enteros de La Vanguardia, están demonizando la labor de Google que solo copia una fracción Algo así como la Ley del Embudo, ¿no?
Pues yo creo que lo que se hace aquí está perfectamente amparado por el artículo 33.1 de la Ley de Propiedad Intelectual, del que por cierto no toca ni una coma la reforma que se está haciendo de la ley. En todo caso lo que parece que dirá la ley tras la reforma es que los «prestadores de servicios electrónicos de agregación de contenidos», que no lo olvidemos son un negocio, podrán usar fragmentos sin necesidad de autorización pero pagando una pequeña remuneración. No le veo yo mayor problema, los que están «demonizando» algo que es justo son los listos que no quieren pagar nada de nada por usar el trabajo que han hecho otros y encima ganar dinero con ese uso gracias a publicidad, suscripciones, etc.