Revista de prensa
El País, 11 de julio
Adriana Moscoso del Prado
"El valor de la radiodifusión como industria cultural y creativa"
«Para un país como España, con un idioma que es lengua materna de casi 500 millones de personas en todo el mundo (6,2% de la población mundial) y unas industrias culturales y creativas vibrantes y competitivas a nivel global, el sector de la radiodifusión tiene un enorme potencial. Ante tal contexto, un marco regulatorio internacional robusto, adaptado a la realidad tecnológica y de mercado, es necesario y sin embargo, a día de hoy, siguen existiendo grandes diferencias en los niveles de protección de los radiodifusores de una región a otra del planeta. Dicho marco debe de tener como principal prioridad asegurar una correcta protección de los derechos de propiedad intelectual de todos los agentes de la cadena de valor a nivel global y el foro idóneo para ello es la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI)».
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En abril pasado se celebró la reunión anual del Comité Permanente de Derechos de Autor y Derechos Conexos de OMPI que tuve el honor de presidir. En ella debíamos de trabajar en un borrador de tratado de radiodifusión para proteger la señal de la piratería. Después de 25 años de debates interminables parecíamos más cerca que nunca de alcanzar un acuerdo.
Gracias a una buena combinación de trabajo técnico y diplomático conseguimos un texto de consenso que garantiza la protección de la señal de radiodifusión a nivel local y global frente a la piratería en un marco de neutralidad tecnológica, lo cual asegura su protección a futuro. En su actual versión, el texto incluye el simulcasting y el catch-up y excluye todo tipo de retransmisión así como el VoD y los contenidos, que están protegidos por otros instrumentos de propiedad intelectual.
Muchas delegaciones, incluida la UE, celebraron los avances conseguidos, los mayores después de años y de muchas sesiones del Comité. Pero a pesar de ello no fue posible alcanzar el consenso necesario para la adopción de un texto base para su negociación en una futura conferencia diplomática a celebrarse en 2026.
En la OMPI rige la norma del consenso, propia del sistema de Naciones Unidas y raramente relegada a favor del criterio de la mayoría. Ciertamente ello permite avanzar de manera robusta en las decisiones tomadas, pero también hace posible el bloqueo. Y esto es precisamente lo que ha ocurrido.
Si en el sistema de la ONU perdemos el fin del interés general —en la materia que sea— para perseguir de manera unilateral posiciones proteccionistas, se pervierte la esencia del mero sistema, el cual pasa a ser instrumentalizado y controlado, precisamente, por quienes lo cuestionan».
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